Si alguna vez te has lanzado a preparar un bizcocho, un merengue o una mousse y has leído en la receta “separa las claras de las yemas”… sabrás que este paso tan sencillo puede convertirse en una pequeña aventura. Hoy te comparto algunos trucos que utilizo en mi cocina cuando necesito separar los huevos sin complicarme, para que nunca más se te corte un merengue o se estropee una mezcla.
Porque sí, separar bien la clara de la yema es clave para que muchas recetas salgan perfectas. Y como siempre digo: la repostería no solo es dulzura, también es técnica, mimo y un poco de práctica.
¿Por qué es tan importante separar bien la clara de la yema?
Las claras, cuando están bien limpias de grasa o de restos de yema, montan mejor y dan ese volumen mágico a tus postres. Si cae una gotita de yema, aunque sea pequeña, puede impedir que la clara se monte correctamente. Y créeme, no hay nada más frustrante que ver cómo tu merengue no sube.

Por eso, aprender cómo separar la clara de la yema correctamente es un básico que toda repostera (y repostero) debe dominar.
Los métodos más efectivos para separar claras y yemas
Con las manos (el método más natural)
Es el que más utilizo cuando tengo tiempo y quiero sentir el huevo al tacto. Solo necesitas cascar el huevo y dejar que la clara caiga suavemente entre tus dedos, dejando la yema en la palma. Es muy efectivo, aunque puede resultar un poco pringoso.

Con la cáscara (el clásico de toda la vida)
Casca el huevo por la mitad y, con cuidado, ve pasando la yema de una parte de la cáscara a la otra, dejando que la clara caiga al bol. Eso sí, hay que tener buen pulso y asegurarse de que la cáscara esté limpia.

Con un separador de yemas (ideal si vas con prisa)
Existen utensilios muy económicos que separan automáticamente la yema de la clara. Solo tienes que cascar el huevo encima del separador y la clara cae por las ranuras. Es limpio, rápido y muy útil si vas a separar varios huevos seguidos.

Con una botella de plástico (truco viral que funciona)
Coloca la yema sobre la clara en un plato, aprieta ligeramente una botella vacía y acércala a la yema. Al soltarla, la yema se succiona y puedes trasladarla sin que se rompa. Sorprendente, ¿verdad?
Los consejos extra de Elvira
- Separa los huevos uno a uno en un cuenco pequeño antes de verterlos en el bol general. Así, si una yema se rompe, no estropeas el resto.
- Utiliza huevos a temperatura ambiente: las claras se separan mejor que si están muy frías.
- Si vas a montar claras, asegúrate de que el bol esté completamente limpio, sin restos de grasa o humedad.
- Guarda las yemas en un recipiente hermético si no las usas al momento. Puedes cubrirlas con un poco de agua para que no se sequen.

Separar claras y yemas: un pequeño gesto que marca la diferencia
A veces, lo más simple es lo que más sentido tiene en la cocina. Separar bien las claras de las yemas no solo mejora tus recetas, también te conecta con ese ritual tan bonito de preparar algo desde cero. A mí me encanta ese momento de pausa, de precisión… es casi meditativo.
Así que la próxima vez que te encuentres con una receta que pida este paso, recuerda estos truquitos y lánzate con confianza.
Y si después de separar, montar, hornear y decorar, quieres compartir el resultado conmigo… ¡Aquí estoy!