Hay postres que simplemente te roban una sonrisa. Por su color, su textura, su historia o, como en este caso, por lo bien que sientan en cualquier momento del año. Hoy quiero compartir contigo mi receta de mousse de frambuesa con yogur griego, una de esas creaciones que nacen del deseo de algo bonito, sencillo y delicioso.
La hice con cariño, en uno de esos días en los que apetece un postre fresco, con un punto ácido y dulce a la vez. Y como ya sabes, en mi cocina no solo se mezcla mantequilla y azúcar… también se mezclan emociones, recuerdos y un toque de intuición.
Una mousse con historia y color
Lo que más me gusta de esta mousse de frambuesa es que es ligera y refrescante, pero con una base crujiente que le da el equilibrio perfecto. Además, no necesita horno, y eso la convierte en la opción ideal para cuando quieres sorprender sin complicarte demasiado.

Y si te fijas bien, verás ese dibujo en espiral que tiene… Fue completamente improvisado, vertiendo alternadamente las dos mezclas sobre la base. Me recordó a cuando pinto una galleta y dejo que el pincel fluya solo. Porque sí, los postres también pueden ser lienzos.
Ingredientes para esta mousse de frambuesa y yogur
Para la base:
- 250 g de galletas tipo María
- 100 g de mantequilla sin sal
Para la mousse:
- 14 g de gelatina sin sabor
- 80 ml de agua fría
- 500 ml de nata para montar
- 200 g de azúcar
- 250 g de yogur griego sin azúcar
- 250 g de frambuesas
Cómo prepararla paso a paso
Primero, tritura las galletas y derrite la mantequilla. Mézclalas hasta obtener una masa compacta, que será la base del pastel. Extiéndela sobre un molde desmontable de unos 22 cm de diámetro y refrigérala mientras preparas la mousse.
En un bol pequeño, mezcla la gelatina con el agua fría y déjala reposar durante 10 minutos para que se hidrate bien. Luego, disuélvela en el microondas (unos segundos bastan).
En otro bol, monta la nata bien fría durante un par de minutos, añade el azúcar y bate un minuto más.
Tritura las frambuesas y mézclalas con el yogur griego. Después, añade la gelatina ya disuelta y remueve bien para integrarla. Divide la nata montada en dos partes iguales y agrégalas por separado a la mezcla de yogur con frambuesa, y a otra solo de yogur.
Ahora viene la parte creativa: saca la base de galleta de la nevera y ve vertiendo ambas mezclas en el centro del molde, alternándolas para que se formen ondas o espirales. Golpea el molde suavemente contra la mesa para asentar las capas.
Refrigera durante al menos 4 horas, ¡y listo! Solo queda desmoldar con cuidado y disfrutar.

Un postre para saborear despacito
Lo bonito de esta receta es que, además de vistosa, es saludable y ligera. Perfecta para una comida especial, una merienda diferente o un capricho sin remordimientos. A mí me gusta disfrutarla en la merienda, con un café suave o una infusión de frutos rojos.
Y si te animas, puedes personalizarla: cambiar la frambuesa por fresas, moras o incluso mango. Esta mousse se adapta a tu gusto, como todo lo que se hace con amor.
¿Te animas a probarla?